Recuerdo que cuando estaba en 4to de primaria, las matemáticas se dividieron en los cuatro cursos que conocemos; Algebra, Trigonometría, Aritmética y Geometría, era la primera vez que sentí algo de stress pues desde inicial hasta 3ero de primaria, el curso de Lógica Matemática no representaba problema para mí.
Tuve una primera mitad de año desastroza, la Aritmética definitivamente no iba a ser mi curso favorito. Pensé -si es que la estoy pasando mal ahora con los números -¿Cómo será cuando llegue a la secundaria?, si es que llego.
Para mi suerte, el profesor que me enseñaba estos cuatro cursos,era el mismo. Lo veía todos los días, puntual de inicio a fin aprovechando hasta el último minuto de su clase para desarrollar o proponer un ejercicio. Las veces que le ponía ganas igual ¡los ejercicios no salían! , llegué a sentir repulsión hacia las matemáticas.
-No es lo mío ni lo será- pensaba, hasta que tuve un profesor particular , contratado por mi padre, que estaba algo preocupado por los feriados de mi libreta. El profesor era bastante joven, no lo sentía un maestro debido a que estaba acostumbrado en la escuela a tratar con profesores base 4 con trato vertical y de mucho respeto, por lo que usualmente no participaba en clase, casi nadie lo hacía.
Pero éste profe que venía a mi casa dos veces por semana, me dio a conocer las bases de esta materia a traves de un lenguaje sencillo y con varios ejemplos. Después de cada clase, me sentía con mayores herramientas para actuar y resolver un ejercicio, hasta que logré romper esa barrera entre las Mates y yo, llegó el momento en dónde empecé sentir gran afinidad por las matemáticas, y años más tarde la escogí como carrera profesional...