Se emplean metodologías activas que se complementan con la exposición de los contenidos programados o aquellos en los que el estudiante desee poner énfasis.
La metodología que se utiliza depende de la motivación del estudiante y se adecua a sus necesidades. Por ejemplo, las exigencias del estudiante del nivel secundario con respecto a la asignatura de lengua, es su conocimiento como sistema, es decir, debe diferenciar y aplicar normas de corrección gramática y ortográfica y posteriormente, afianzar ese bagaje en sus estudios preuniversitarios. En cambio, el estudiante de nivel superior debe desarrollar una serie de competencias que le exige la nueva ley universitaria, que incide en la comprensión y redacción de textos académicos y científicos, de modo que va más allá del dominio de la competencia meramente lingüística; tendrá que ser competente comunicativamente para alcanzar un óptimo desempeño no solo en la vida académica, sino también profesional. A nivel de Empresas, lo que normalmente se pretende es potenciar a los colaboradores en temas como comunicación activa y eficaz o asertivo, de modo que puedan maximizar este dominio que les permita trabajar no solo en grupo, sino en equipo. A nivel individual, cada persona tiene necesidades comunicativas diferentes también a eso se le debe prestar atención.