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La pasión de San Agustín por el curso de Lenguaje

Viajo en el tiempo y estoy en 5° de primaria. Mi profesor de Lenguaje escribe en la pizarra una oración. Me pide que conjugue el verbo en tiempo pretérito pluscuamperfecto. ¡Escóndeme Tierra!

Como muchos de mis compañeros, aborrecía esta asignatura. Y ahora, volviendo al presente, me planteo la siguiente pregunta: ¿Siempre ha sido complicado el curso de Lenguaje?

La historia da cuenta que desde su adolescencia, Agustín de Hipona (San Agustín), se volcó de entero a la práctica de las artes liberales concernientes a la elocuencia; el “Trivium” o los “tres caminos”.

El interés puesto por San Agustín en el estudio de estas materias, le ayudaría a convertirse más tarde en un notable magistrado. Seguramente, conoció la máxima: “Gram. loquitur, Dia. vera docet, Rhet. verba colorat”, que quiere decir, «La gramática ayuda a hablar, la dialéctica ayuda a buscar la verdad, la retórica colorea las palabras».

¿Les digo qué lección me dejó San Agustín? Una que no tiene que ver con sus cuadernos de filosofía:

Si hubo una persona que disfrutó estudiar Lenguaje (San Agustín), entonces cualquier estudiante puede hacerlo.

Estudiar el curso de Lenguaje es fácil. Sólo es cuestión de encontrar los medios adecuados. En este artículo compartiré con el lector mis propios aprendizajes y reflexiones a partir de mi experiencia con el uso de una plataforma educativa online.

Mi experiencia como profesor de Lenguaje

El internet es un mundo de posibilidades. Si tienes algo que enseñar simplemente puedes ayudarte de plataformas como Moodle (academia en línea) y Zoom (videoconferencias) para empezar a dar clases a tus alumnos.

Por otro lado, veo como ventaja no depender de un silabo válido para todos los alumnos. Por el contrario, utilizo un cuestionario que me ayuda a conocer al estudiante y definir el contenido de las clases posteriores. El punto de partida es al mismo tiempo una pregunta clave: ¿Qué logro educativo te gustaría alcanzar en este momento?

El alumno puede escoger entre distintas opciones. Por ejemplo podría ser una de las siguientes que se me ocurren en este momento:

1. Distinguir una información verídica de una falsa

2. Redactar una composición libre (cuento, ensayo, etc.)

3. Mejorar mi ortografía

4. Tener temas de conversación cuando estoy con amigos o familia

5. Aprender a argumentar

6. Preparar el contenido de una exposición

¿Podemos los profesores ayudar a que nuestros alumnos sientan la misma pasión que experimentó San Agustín?

Desde luego que sí. La clave está en reconocer las motivaciones, intereses y problemas de nuestros alumnos. ¿Y no es esto otra cosa que enseñar con empatía?

La empatía sin embargo, es una forma elegante de referirnos al amor; Ese amor incondicional y difícil de llevar a la práctica pero que la educación tradicional debiera aplicar como máxima capital: ama al prójimo como a ti mismo.