Avanzar hacia la educación inclusiva no supone solo aprender, sino ofrecer actividades y tareas contextualizadas, despertar el pensamiento crítico, la creatividad y la autonomía, teniendo en cuenta a cada alumno siempre. Es un camino que hacemos juntos.
Por eso, para preparar mis clases me baso en el DUA y en sus tres principios:
- Múltiples formas de implicación en mis clases: Me centro en la motivación como elemento imprescindible del aprendizaje. ¿Cómo voy a motivar al alumno/a? ¿Cómo voy a mantener su atención?
- Múltiples formas de representación: Me aseguro de que todos los alumnos/as me entienden, comprenden y perciben la información. ¿Cómo le presento la información al alumno/a?
- Múltiples formas de acción y expresión: Cada alumno/a interacciona con la información y es capaz de demostrar el aprendizaje de la forma que mejor se adapte a sus propias habilidades. Proporciono herramientas, materiales y tecnologías de apoyo que cada alumno/a necesite.
Por su nombre, se puede pensar que, al tratarse de un diseño "universal", se refiere a una única manera de enseñar a todo el alumnado, pero en realidad pretende precisamente lo contrario. La meta del DUA es utilizar diferentes de métodos de enseñanza para eliminar barreras que interfieran en el aprendizaje, ofreciendo así a todos los alumnos/as las mismas opostunidades.
En unas clases basadas en el DUA:
- Se le da importancia al qué se enseña y al cómo se enseña por igual.
- Se ajustan las actividades para todos los alumnos/as, en base a las necesidades de cada uno/a.
- Se decide entre profesor y alumno/a cómo se aprenderá y las metas de aprendizaje. Así el alumno/a entenderá cómo aprende.
- Las notas se utilizan para reforzar las metas y motivarles a reflexionar sobre su aprendizaje.
Porque la educación inclusiva no es un premio, es un derecho.