Incluso, los recursos escénicos poseen también su propia dramaturgia y existe, entonces, la dramaturgia de la luz, de la escenografía, del vestuario, del sonido, del maquillaje. Lo que necesita la dramaturgia para existir y sobrevivir en el tiempo, es una historia clara y emocionante.
Un excelente ejemplo es Hamlet, de William Shakespeare, la historia de un príncipe al que un fantasma le pide matar al rey. Si lo analizamos, en tan sólo catorce palabras, tenemos un argumento sorprendente, claro, y lo suficientemente atractivo, sin contar todo lo que, además, detona en cuanto a emociones, circunstancias sociales, políticas, históricas y humanas.
Pero, si también le sumamos a esa premisa el hecho de que el fantasma es nada más y nada menos que el padre muerto de Hamlet, rey destronado; ubicamos entonces la historia en un puesto de interés y trascendencia privilegiados.
Otro elemento fundamental que debe poseer la dramaturgia es el compromiso emocional. Esto, no es más que otra forma de lenguaje, dentro del lenguaje, que habla de aquellas cosas que nos suceden a todos, independientemente del momento histórico, del punto geográfico o de las características personales de cada ser.
Las historias y los personajes se corresponden. Así, la reacción de un personaje ante determinada situación, es lo que hace que la historia exista. Si Hamlet se hubiera asumido cobarde y se hubiera negado, o hubiera huido de la petición del fantasma de su padre, no existiría historia alguna. En este caso, Hamlet corresponde a la petición del fantasma de su padre y acciona en pro de alcanzar el objetivo solicitado.
Así, si Caperucita decidiera irse a jugar, en lugar de cumplir con el objetivo de llevar la canasta a la abuela, no existiría La Caperucita Roja. Si Amerigo Bonasera no le hubiese hecho a Don Vito Corleone la solicitud de vengar el ataque de su hija, no existiría El Padrino.
Estructuras dramatúrgicas
Las estructuras son también el resultado de la mimesis. Emanan de la propia experiencia existencial del hombre, de los modos en que él se comporta o de cómo observa el mecanismo de comportamiento de los demás. Los griegos decían que la perfección estaba en la unidad de las partes. También puede ser vista la dramaturgia como metodología + libertad.
Las estructuras son también el resultado de la mimesis. Emanan de la propia experiencia existencial del hombre, de los modos en que él se comporta o de cómo observa el mecanismo de comportamiento de los demás. Los griegos decían que la perfección estaba en la unidad de las partes. También puede ser vista la dramaturgia como metodología + libertad.
Las estructuras dramatúrgicas son tres:
- CLÁSICA ARISTOTÉLICA
- DE PROGRESIÓN ACUMULATIVA
- DE CARNAVAL O MENIPEA
A la actitud activa responde la Estructura Clásica Aristotélica, también llamada de suspenso o de Mèliès. Y a la actitud pasiva, corresponde la Estructura de Progresión Acumulativa, de los Lumiere o documental, que ha sido la preferida del llamado “cine de autor”. En el caso de la estructura de carnaval o “Menipea”, como resulta libérrima, es donde se produce la mezcla de ambas actitudes. Simplifiquemos:
- Estructura Clásica Aristotélica: pura acción dramática que nos lleva al clímax.
- Estructura de Progresión Acumulativa: crecimiento informativo y progresivo, hasta llegar a un clímax.
- Estructura Menipea: composición con la mezcla de ambas actitudes y ausencia de clímax.
Aristóteles logró sellar con su descubrimiento el ritual que va del sujeto al predicado en la literatura dramática: alguien lucha por algo. Dos bandos se enfrentan y uno vence. Lev Vygotski, fundador de la psicología histórico-cultural, dijo: “Somos conflictivos por esencia. Rompemos el equilibrio para buscar otro equilibrio.”
La Estructura Clásica Aristotélica en su más reciente versión, consta de seis partes:
- Punto de arranque / exposición
- Punto de giro
- Desarrollo
- Pre-clímax
- Clímax
- Desenlace
El punto de arranque ubica al espectador:
- ¿Dónde? (Ubicación física)
- ¿Cuándo? (Ubicación temporal)
- ¿A quién? (Protagonista / impronta)
- ¿Qué? (Tema)
- ¿Por qué? (Detonante)
- ¿Cómo? (Formas narrativas)
La acción dramática que estructura y unifica, no es otra cosa que la lucha del ser humano contra los obstáculo que le impone la sociedad o la naturaleza; por lo tanto no se limita a una región del planeta o a cultura alguna, sino que es algo esencial, intrínseco al hombre ecuménico, universal, a su entendimiento, a la forma en que vio y ve desarrollarse la vida a su alrededor y, en consecuencia, así también la representa.
Ejemplos de la Estructura Clásica Aristotélica en el teatro:
- La Muerte de un Viajante, de Arthur Miller.
- Traición, de Harold Pinter.
- El cerco de Leningrado, de José Sanchis Sinisterra.
Por su parte, Robert Mckee, guionista y conferencista norteamericano, define la estructura como «…una selección de acontecimientos extraídos de las narraciones de las vidas de los personajes, que se componen para crear una secuencia estratégica que produzca emociones específicas y expresen una visión concreta del mundo.»
En términos cinematográfico, Mckee llama a la Estructura Clásica Aristotélica, la Estructura de Arquitrama, y la define así: Es la historia de
- Un protagonista que lucha contra
- Un antagonista, en
- Un entorno verosímil (por lo tanto coherente) y
- »Causalmente» relacionado, hasta
- Un final de cambio absoluto irreversible.
Ejemplos del Arquitrama de Mckee: Ciudadano Kane, de Orson Welles, o Persona, de Ingmar Bergman.
En 1979, Syd Field, guionista norteamericano, desarrolló su propia estructura y la denominó PARADIGMA. Durante mucho tiempo El Paradigma de Field fue la Biblia de los escritores de películas.
Inspirado en Aristóteles, Field propuso que toda historia debía tener tres actos. Pero su gran aporte, es el de haber definido otros elementos, dentro de los tres actos, como los Plot Points o puntos de giro y las pinzas.
Ejemplos de El Paradigma de Field: China Town, del guionista Robert Towne, o Taxi Driver del guionista Paul Schrader.