Estás frente a tu pantalla, con los ojos fijos sin parpadear y te molesta el cuello. No es sorpresa que no halles confortable la silla en la que te encuentras mientras poco a poco se van cerrando tus hombros mientras tu espada se encorva.
De pronto tu físico parece importar menos, tras largas horas en esa misma posición no sabes qué está. Parece que todo y nada a la vez está incomodándote, causándote malestar. Si te atreves a averiguar cómo te sientes, seguro que la felicidad y la energía no estarán en tu vocabulario.
Pero la verdad, antes de contestar ¿Cómo te sientes? Deseo sugerirte que respondas ¿Cómo está tu cuerpo por fuera? Esta vital pregunta te pondrá en contacto con un sentido fundamental, la propiocepción.
Propiocepción
Si ya has tomado clases de Pilates habrás escuchado que favorece a la propiocepción, pero ¿qué significa eso realmente? La propiocepción es uno de los sentidos más importantes para nuestro cerebro. Es la capacidad de detectar nuestra postura, gestos y sensaciones.
Esta conciencia de lo propio respecto a lo que nos rodea no depende del sentido de la vista. Es más, muchas veces durante el dictado de mis clases, he encontrado que la vista es una obstrucción para que el alumno conecte con su cuerpo y entienda cómo está su cuerpo por fuera.
La propiocepción es un proceso complejo que comprende dos niveles: el consciente o voluntario (con el que trabajamos en las sesiones de Pilates) y el inconsciente o reflejo.
El cerebro averigua cómo está el cuerpo priorizando: la cara para interpretar gestos, las manos para registrar las sensaciones y la curvatura del cuerpo para determinar la postura. Lo anterior se hace basado en la sensación de posición, movimiento y el control nervioso y muscular de las articulaciones e incluso la piel.
Es precisamente en la postura donde el Pilates puede hacer su valioso aporte. Para dimensionar su impacto basta con entender que la postura evoca emociones, impacta en la memoria y la respiración.
Por ejemplo, si estás encorvado, la emoción asociada es la tristeza. Si corriges la postura, al principio el cerebro se sentirá confundido, pero luego ajustará la emoción en respuesta al cambio producido en el cuerpo. Significa que el flujo de información puede ir en ambos sentidos.
Sabías que hay estudios que reportan que si lees dirigiendo la vista hacia abajo retienes menos que si lees manteniendo la cabeza erguida y de frente. Una vez más, nos vemos impactados por la curvatura del cuerpo.
Incluso, la postura impacta en la forma de respiración. Si estás encorvado permanentemente, la respiración asociada es la oral. Esta respiración es perjudicial y puede contribuir a la caries, infecciones de la garganta, apnea del sueño, mala oxigenación celular, entre otras.
Ahora que entiendes cómo pesa la postura, podrás valorar una óptima sesión de Pilates donde se trabaje la estabilidad postural, active el equilibrio y rete la coordinación. Así verás favorecido tu sistema propioceptivo.
El camino de la propiocepción al poder de control de tu cuerpo
También de aquí se entiende el porqué muchos alumnos con diagnósticos como Síndrome de Hiperlaxitud o Hipermovilidad se sienten abrumados por lo que ignoraban de sus cuerpos o cómo se ubicaban frente a lo que les rodea.
Una cantidad considerable de mis alumnos se sienten revitalizados, liberados y hasta ligeros luego de una sesión. Otros sienten que por primera vez comienzan a tomar contacto con su cuerpo y conocen partes de él que no sabían que existían. Hay quienes, por fin, perciben el control que pueden ejercer sobre sí mismo de forma física.
Todo lo descrito es una clara alusión al despertar de su propiocepción consciente. Literalmente, la manera en que está su cuerpo luego de su primera sesión de Pilates los cambia (Una vez más vemos que la información fluye en ambos sentidos).
Esto nos lleva a otra reflexión. El instructor de Pilates necesita ser responsable sobre cómo se encuentra el alumno física y emocionalmente, pues nuestras clases impactarán en ambos campos. En función a esta información se podrá ajustar de manera idónea la ruta que se había diseñado para la clase.
Obviamente, las clases individuales redundarán en un mayor beneficio al personalizar los requerimientos de quienes tienen una profunda desconexión de sus sistemas propioceptivos o han sufrido lesiones.
En buena cuenta, la conciencia corporal (sustentada en la propiocepción y la intercepción, de la que escribiremos en otro post) cambiará irremediablemente durante cada sesión y acumulativamente a lo largo de las sesiones.
Queda más que claro la importancia de tomar sesiones de disciplinas que nos ayuden a desarrollar nuestro sistema propioceptivo como, por ejemplo: Tai chi, Yoga o Pilates, entre otros. Para cerrar solo quiero dejarte con esta sugerencia: cada clase de Pilates pregúntate antes y después ¿Cómo está mi cuerpo por fuera? Solo así sabrás si estuviste en una buena sesión.